Eloy Godoy 24/11/2000 |
andares cansados que pedían a gritos,
el descanso de tanta actividad.
No nos hacían caso.
Oídos sordos se juntaban, de compadres,
de una cabeza contra otra cabeza,
de voz en voz, sin silencio. Gritos.
Y pasaron los días y las noches,
y los gritos eran acallados,
por manos poderosas que tapaban su eco
No interesaba que se oyeran,
que movilizaran pensamientos,
que condujeran a los hechos
A tus pies se acercaron otros pies,
con andar pesado, sin convencimiento.
Pero no había otra voz...