ROSA ROJA
Rosa roja de Junio,
terciopelo rojo en mi terraza,
gritos de belleza callada,
suspiro, que el amor desata.
¿De dónde vino
tu fragancia delicada!
¡De dónde
tu púrpura festoneada!
¡De dónde,
entre la tierra basta!
¡De dónde,
misteriosa dama!
¡Oh, rosa roja!,
me hablas del infinito,
que mi corazón anhela,
de tu esencia,
que quiero por horizonte,
y del dolor efímero
que sube por tu tallo,
y al final... se pierde.
FIESTA NACIONAL
Suenan ya los clarines...
la tarde, viene de fiesta.
Claveles blancos y rojos,
mantillas y peinetas,
circundan los graderíos...
-clamor que acusa y espera-
Dos ojillos sorprendidos,
detrás de una negra puerta,
sueñan azules abiertos,
verdes y anchas praderas,
vuelos de mirlos y alondras..
y aromas de hierbabuena.
Se abren ya los toriles..
la tarde se turba, inquieta.
Mil cuchillos escondidos,
forjados en las cabezas,
concéntricos de frío anhelo,
oponen su cruel condena
y estrechando su círculo,
vuelven la tarde, siniestra.
Verde y plata .. grana y oro...
trajes de luces, en fiesta,
que alumbran gritos de sangre,
y oscurecen primaveras.
Es la Cultura Popular,
que levanta su bandera.
Es la Fiesta Nacional,
que mata, alegre y resuelta.
Se va ya, lenta, la tarde...
la noche oscura, la quiebra.
Herida y mancillada,
una flor yace en la arena,
pisada por mentes de hierro,
ignorantes de su ausencia.
la tarde, viene de fiesta.
Claveles blancos y rojos,
mantillas y peinetas,
circundan los graderíos...
-clamor que acusa y espera-
Dos ojillos sorprendidos,
detrás de una negra puerta,
sueñan azules abiertos,
verdes y anchas praderas,
vuelos de mirlos y alondras..
y aromas de hierbabuena.
Se abren ya los toriles..
la tarde se turba, inquieta.
Mil cuchillos escondidos,
forjados en las cabezas,
concéntricos de frío anhelo,
oponen su cruel condena
y estrechando su círculo,
vuelven la tarde, siniestra.
Verde y plata .. grana y oro...
trajes de luces, en fiesta,
que alumbran gritos de sangre,
y oscurecen primaveras.
Es la Cultura Popular,
que levanta su bandera.
Es la Fiesta Nacional,
que mata, alegre y resuelta.
Se va ya, lenta, la tarde...
la noche oscura, la quiebra.
Herida y mancillada,
una flor yace en la arena,
pisada por mentes de hierro,
ignorantes de su ausencia.