Pedro Cabrera Sánchez
De “Borrasca de Otoño”
AUTOEPITAFIO PARA CUALQUIER CIUDADANO
Me creí, como todos, superior a mi prójimo
y fui un hombre normal; feliz no he sido;
(obvia la declaración, pero precisa)
amé a mucha más gente de la que a mí me quiso.
¡Ah, cuentas del amor deficitarias!
Ni siquiera logré el amor de los míos:
es tan difícil que te quieran tus contemporáneos
En nada destaqué, seguí sumiso
las leyes del trabajo y la modestia
que me impuso el mercado imperativo
y la incongénita escasez de genio.
Y de idéntico modo gratuito
con que fui convocado a la existencia,
me llamaron al reino del olvido;
desde allí te dirijo estas palabras
que ojalá no adelanten tu destino.
Liberado de toda servidumbre
ahora, que puedo hacerlo, me sonrío.
RECUERDO DE MI PADRE
Cuando cierro los ojos
la efigie de mi padre
se yergue recortada en el recuerdo,
retumba en mis oídos
el aura de silencio,
la callada burbuja de sosiego
que su quieta presencia suscitaba:
amándonos a todos, lo callaba
y a su vista cedía la virtud del mensaje;
hablar era excusable
en su manera de querer más suya:
mirar, mirar el mundo, silencioso,
amores irradiando su mirada.
Se sentaba las tardes de verano
a contemplar la calle, a presidirla
y al entorno sin techo le infundía
un talante doméstico, un íntimo sigilo
apenas perturbado
por los precoces coches del progreso.
Y un orden aquiescente se instauraba,
un orden implantado por su silla.
Un día calló enfermo, y calló en firme,
dejó de pronunciar ya para siempre
las escasas palabras que solía;
y entonces su silencio fue perfecto
y suma la elocuencia de sus ojos
y tácito su adiós a la existencia:
en medio de su muerte yo callaba.
En las rudas jornadas de ruido
del huérfano presente que me aflige,
cuando mi padre ausente ya no mira
ni calla más que en mi nostalgia herida,
a veces alzo la mirada al cielo
buscando su silencio y su mirada.
SONETO ERÓTICO PARA PROFESOR DE LENGUA
Igual que el verbo núbil transitivo
requiere complemento enamorado
y sueña plenitud de predicado
que mitigue su celo imperfectivo,
con gesto que se ostenta conativo
te invoco y te convoco aquí, a mi lado,
por el tiempo presente y el pasado
con no menor afán copulativo.
Amado a media voz y a grito amante,
a recciones de amor estoy sujeto;
y, pues se sabe que el primer actante
atiende solo a conseguir su objeto,
penetro en tí, mujer determinante.
Somos una oración: estoy completo.
SONETO A ARRIATE
No te importe que vaya poco a verte
ni que, vástago infiel, resida fuera;
no te importe la insólita manera
que tengo de ausentarme y de quererte.
Acepta que los naipes de mi suerte
permitieron que, osado, yo escogiera
llevar una existencia forastera
sin que tengas por éso que ofenderte.
Si pronto abandoné tu vecindario,
no dispuso dejar mi alejamiento
el censo de tu amor empobrecido.
La patria es la niñez y el escenario
donde mago se cumple su portento;
mi patria sois los dos: nunca os olvido.
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