ÁNGEL SIMÓN | MARIBEL CEREZUELA |
Las sibilas y los temidos brujos en su profesión aman a sus gatos por ser portadores de su ciencia de los misterios pasados, de los futuros inciertos, que sólo ellos parecen compartir. Miran, indiferente y distantes, con fríos ojos de Esfinge, el mundo de los hombres. Solitarios y en silencio habitan los hogares humanos y la noche profunda de las calles donde la Parca los respeta. Reconozco, asombrado e inquieto, el noble orgullo, la serenidad, el desapego divino de la especie; y los veo caminar, seductores, firmes en la sabiduría de su trato familiar con lo desconocido. | Las sibilas y los temidos brujos, en su profesión aman a sus gatos, por ser portadores de su ciencia, … misterios pasados, futuros inciertos, que sólo ellos parecen conocer. Les atrae lo desconocido, su capacidad de conocimiento, se mueven en silencio en noches donde la parca les respeta con orgullo reconocido como divinos entre humanos que parecen domesticados en la soledad de muchos en efigies esculpidos.. |