Autor Garval |
extendiendo tentáculos de silencio
que protegen el sueño reparador.
Tu cabeza reposa sobre mi pecho
y en tenue caricia tus labios buscan
aureolas de placer incontrolable.
Es la hora del amor,
cuando los cuerpos se desprenden
de su individualidad, buscando cariño.
Suaves, tenues halagos compartidos
en un éxtasis de experiencias imborrables.
La noche se hace amiga
y nos cobija en imperceptible arrullo,
desperezando horas de pasión.
El contacto sublime de tu cuerpo desnudo
estremeciéndose sobre mi vientre
en lenta, interminable agonía de placer.